cartilla escuela san francisco

MI PRACTICA RURAL

La practica rural fue una experiencia muy gratificante, la cual dejó en evidencia el dominio y apropiación de nuestro saber y hacer pedagógico que se ha construido durante nuestro proceso de formación complementaria, aportándonos herramientas y estrategias metodológicas que enriquecieron nuestro perfil de normalistas, pues el estar en contacto directo con el contexto natural y social dieron pertinencia rural y compromiso frente a la necesidad de democratizar la escuela y el saber, aprovechando los espacios naturales como escenario para la construcción de identidad, papel fundamental de la escuela, lo cual no se logra si ella no se convierte en el procesador de las transformaciones socioculturales; la esperanza de modernización de la escuela rural está sujeta al diseño, ejecución, seguimiento, sistematización y evaluación de proyectos que estén integrados a las áreas de conocimiento, los cuales deben responder a este tipo de demandas educativas.

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reflexiones de mi practica

En mi práctica pedagógica encontré que en los niñ@s bulle en su espíritu infantil, el deseo por la vida, la necesidad de afecto, la curiosidad, el juego, la sonrisa, la imaginación y la fantasía. La mayoría de los niños y niñas, gozan de lo que ahora llamamos la resiliencia, ósea la capacidad de crecer como el resorte que después de ser presionado y comprimido se expande y se estira al ser soltado.
Son estos elementos, estas potencialidades que la institución educativa debe proteger, fortalecer y enriquecer. Cuando las condiciones sociales y educativas de la población fallan, es el quehacer pedagógico de la institución educativa con los padres y los niños, el que debe integrar la infancia a la vida cotidiana humana, afectiva y critica, y construir espacios sociales que le brinden al niño ricas posibilidades de interacción con sus pares y adultos, de amor, participación y toma de decisiones, formación de la autonomía y la personalidad, con la satisfacción plena de sus necesidades humanas.
Cada niño debe tener la oportunidad de formar una relación continua con un adulto, como medio para despertar su personalidad. El sistema interactivo adulto-niño, niño-adulto, que se establece en la institución educativa debe constituir un mecanismo de comunicación y de intercambio afectivo y de significados culturales, más que de transmisión de información y posturas frente a la realidad.
El reto de la educación no se puede ser otro que ser capaz de reconocer las características y capacidades de cada niño para ofrecerle las condiciones necesarias que le ayuden a su pleno desarrollo humano de tal manera que sea capaz de construir un presente, enfrentar la complejidad del futuro y continuar la creación de mundos con sentido.
En la interacción que se da entre el niño que se forma y los demás sujetos o el mundo físico y natural, el niño no es un ser pasivo que espera que todo le llegue de fuera o le sea dado por otro, él es un sujeto activo que actúa sobre su medio, sobre lo que le rodea, sobre las personas y las cosas que forman su entorno cotidiano y dirigen sus interés, estableciendo relaciones a través de las cuales él transforma y a su vez se transforma.
Todo lo que le rodea al niño y a la niña puede ser fuente de acción, de preguntas, de búsqueda, de información, de planteamientos, de hipótesis, de análisis, comprobación, exploración y observación de acuerdo al estimulo y tipo de interacción socializadora que el adulto establezca con ellos.
La actividad rectora del preescolar es el juego y la comunicación.
El juego, la comunicación y el trabajo con significado personal son los elementos fundamentales en el desarrollo del niñ@. Estos se convierten en su principal actividad y les ocupa horas larguìsimas de concentración, ensayos y ejercicios para desarrollar conocimientos, lenguajes, relaciones, destrezas y habilidades. Es en el juego y a través del juego y la comunicación, donde la actividad se hace más propia, independiente y creativa.
El proyecto pedagógico, permite el proceso de formación continua del ser, de manera lúdica, placentera y comunicativa y, que desde la reflexión de la acción pedagógica sobre el niño o la niña les posibilita los ambientes de aprendizaje apropiados para su desarrollo humano. El trabajar con proyectos es una estrategia que permite tener en cuenta todas las características de desarrollo y aprendizaje de los niñ@s ya sea global, social, individualizado, significativo e integral.
El niño tiene una visión global del mundo y como tal aprende, sin esperar separar por áreas sus nuevas experiencias y conocimientos. Construye sus conocimientos y valores en la interacción con el otro, a través del lenguaje y una acción conjunta e individual de observación, exploración, información, discusión y planteamiento de hipótesis en las cuales con frecuencia comete errores y equivocaciones que corresponden a sus procesos mentales, y de desarrollo y solo pueden ser superados en la medida que se enfrentan a ellos, reflexiona sobre los mismos y busca la forma de solucionarlos.
Es el niño o la niña quien aprende y construye por si mismo conocimientos, habilidades y competencias de acuerdo a sus motivaciones y razones particulares para aprender, pues sólo cuando el aprendizaje le es significativo, asimila los nuevos conocimientos a su estructura cognitiva y consigue generalizarlo y aplicarlo a otros contextos.
Siendo así podemos decir, que el proyecto del reconocimiento del cuerpo le facilita al niño y a la niña introducirse el mundo de su cuerpo de una manera intencional, placentera y llamativa por la libertad que allí se encuentra para querer y ser querido, conocer amigos y compartir con ellos experiencias, vivencias, creencias y roles que trae de su casa y su comunidad; una maestra dispuesta a escucharlo, apoyarlo, reír y jugar con él o ella, a mostrarle los aspectos nuevos de su entorno y a permitirle escudriñarlos para descubrirlos a su modo.
Un proyecto lúdico pedagógico que le permite al niño o la niña desde el momento que llega a la institución ser centro del desarrollo, y responder desde todo lo que se hace por él, con él y desde él.
  • Un acto amoroso a través de la caricia, el abrazo, el arrullo, la sonrisa, que facilita el establecimiento de un vinculo afectivo, de una relación intima, permanente y significativa, y fundamenta el desarrollo de la confianza en si mismo y los demás, así como el desarrollo intelectual, social y afectivo.
  • Un espacio y un tiempo que se abre acondicionado a sus necesidades y movimientos, donde es posible estirarse, desplazarse, danzar, saltar, explorar y asombrarse.
  • Una actitud abierta, acogedora, dispuesta y flexible, donde el goce, el placer y el juego siempre están a flor de piel.
  • Unos materiales que sirven para escuchar, observar, manipular, explorar, recortar, armar, colorear y convertir mágicamente.
  • Un ambiente donde el niño exprese sus ideas, sus sentimientos, sus inquietudes, se sienta respetado, escuchado y querido, pueda disentir, preguntar, opinar, sugerir, explicar, observar. “el maestro con su actitud y forma de relacionarse con los alumnos es el que facilita un ambiente propicio para interacción afectiva entre los niños de su clase, entre esos y los demás niños y miembros de la comunidad educativa y permite la libre expresión de sentimientos y emociones, así como la desinhibición necesaria para desarrollar sus habilidades, sus valores, su curiosidad e interés por la cultura, por el conocimiento y apropiación de este a medida que los niños se van familiarizando con el ambiente escolar y se sienten en confianza para opinar y ser escuchados, van trayendo y compartiendo cada vez mas sus vivencias, saberes, juegos y expectativas.

viernes, 27 de noviembre de 2009